martes, 20 de octubre de 2015

Islam

El islamismo logra su unidad a partir del profeta Mahoma, quien lograría unir a las tribus árabes en el año 622. Los pueblos de origen semita que habitaban la península Arábiga, generalmente eran nómades, por lo desértico de la zona, y se dedicaban al pastoreo de camellos y cabras, aunque existían algunos asentados en las costas y practicaban la agricultura, de donde surgieron centros urbanos como La Meca y Yathrib. Organizados en tribus, sin ningún poder político, con creencias propias, consideraban a La Meca como lugar sagrado, porque allí se encuentra La Kaaba, donde reside la Piedra Negra, a la cual se le rinde culto porque oscureció al absorber los pecados de los seres humanos.

En La Meca, un comerciante caravanero llamado Mahoma se inspiraría en el monoteísmo del judaísmo y cristianismo, comenzará a profesarlo dentro del politeísmo de los pueblos árabes, a partir del reconocimiento de un Dios, llamado Alá. Si bien tuvo que huir y refugiarse en Medina, una ciudad vecina, allí logró organizar un ejército que ocho años más tarde comenzará una expansión tanto religiosa como militar que lograría configurar un verdadero Imperio.


Hacia el 632, las tribus árabes estaban unificadas bajo el nuevo credo y extendieron su territorio a través de la guerra santa, que es la lucha de los creyentes contra los que no creían en Alá. Lograrían conquistar Palestina, Siria y la Mesopotamia. Luego se extendieron al norte de África hasta llegar a la península Ibérica. Hacia el oriente, alcanzaron la India, China y el Imperio Bizantino.


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