En el continente asiático se
desarrollaron dos civilizaciones que aún existen en nuestros días, India y
China. Ambas se encuentran en Asía, la primera se asentó sobre el río Indo y
otras similares como al norte de la India, sobre el Ganges y entre los ríos
Yangtsé (Azul) y Huang (Amarillo) se ubicó China.
Estas civilizaciones tienen
un acervo histórico mixturado con la presencia de pueblos nómadas que los
invadían y del contacto entra ambos, a pesar de estar separados por la meseta
del Tibet y la cordillera del Himalaya, lugar donde se encuentran las alturas
más grandes de la tierra.
Al encontrarse alejadas del
mediterráneo, su contacto con Europa durante la Edad Antigua fueron
intermitentes. Hacia la Edad Media, los contactos comerciales aumentarían,
especialmente con la llegada de Alejandro Magno a India y el vínculo de China
con el Imperio Romano en la provisión de seda.
Europa incorporó en su
cultura importantes aportes de la cultura China como el papel, la pólvora y la
brújula.
En la actualidad entre la
India con 1.252 millones de habitantes y la China con una población de 1.357
millones, representan más del 30% de la humanidad.
India
Surgida durante el período
Neolítico las civilizaciones del Valle del Indo formaron las ciudades de
Mohenjo–Daro y Harappa. La zona tuvo invasiones de indoeuropeos, que al río lo
llamaban Shindu, y los persas, quienes denominaban al mismo Hindú. Por eso,
generalmente se usan alternativamente Indios o Hindúes a los pobladores de la
India.
Hacia 1700 a 1600 a.c. las
ciudades de Mohenjo–Daro y Harappa fueron abandonadas, se estiman que por
cambios climáticos que provocaron desviaciones en los ríos y fuertes
inundaciones.
En tanto que en 1500 a.c.,
los indoeuropeos invadieron la India. Los arios impusieron su superioridad
militar les permitió imponer su lengua, el sánscrito y sus libros sagrados (los
Vedas). Se conformaron en una estructura de reinos y principados que disputaban
territorios entre sí.
Existieron intentos
fracasados de reunificación, como el impulsado por la dinastía Maurya en el
siglo IV a.c. y otro en el siglo VII d.c. Incluso, durante el mando de los
Gupta se había logrado una unificación en el año 320 d.c. que se desmoró dos
siglos después con la llegada de los hunos. Recién con la dominación británica
en el siglo XIX se impondría la unificación.
La India se caracteriza por
su estructura social compuesta por castas,
donde se diferencian claramente grupos sociales con distintos niveles de
educación, acceso a la salud, condiciones de trabajo e infraestructura de
vivienda.
Los arios que ingresaron a
la India practicaban Hinduísmo,
centrado en el panteísmo, donde la naturaleza representaba a sus dioses.
También se desarrolló el Brahmanismo,
que centraba su creencia en la reencarnación de las almas luego de haberse
reunido con Brahma. Hacia el siglo VI a.c. el príncipe Siddharta Gautama adoptó
el nombre de Buda y se orientó a la vida espiritual y abandonó sus riquezas
materiales como crítica a las jerarquías sociales. Surgió así el Budismo, que tuvo una fuerte difusión
en Ceilán, China, Japón, Corea y todo el sudeste asiático.
La cultura de la India deja
un gran legado cultural como las construcciones de piedra escalonada, conocidas
como pagodas, o las puertas monumentales que dan acceso a
un recinto sagrado. También son aportes el Código
Manú; las Vedas; el Mahabarata; y el Ramayana.
China
La centralización del poder
del conjunto de nobles que se extendían a lo largo del extenso territorio chino
fue la característica de su historia desde finales del Neolítico. A partir del año 2205 a.c. estuvo gobernada por una serie de dinastías. La primera se reconoce es la Shang que comenzó 1766 a.c. y gobernaron aproximadamente 400 años hasta su derrota por los Zhou, quienes reinaron hasta el 221 a.c. en constantes conflictos.
Desde 2.000 a.c. hasta el último milenio antes de la era cristiana, la sociedad china vivió un auge cultural que derivó en el primer intento de centralización llevado a cabo por la dinastía Qin (Chin – allí deriva el nombre China).
Desde 2.000 a.c. hasta el último milenio antes de la era cristiana, la sociedad china vivió un auge cultural que derivó en el primer intento de centralización llevado a cabo por la dinastía Qin (Chin – allí deriva el nombre China).
De ser un conjunto de reinos
independientes se centralizaron bajo el poder de Shi-Huang-Ti, quien desarmó a
la nobleza guerrera y reorganizó a China en provincias. A su vez, estableció
una burocracia centrada en los mandarines.
A su vez, estableció una lengua (el mandarín), una moneda, un estilo de
escritura y un sistema de leyes común. Estableció un servicio militar y
construyó una fortificación conocida como la Gran Muralla que buscó la
detener las invasiones, especialmente de Mongolia y Manchuria.
A pesar de su corto mandato,
esta dinastía estableció un Estado para China, configurando una estructura
compuesta por: nobles, sacerdotes y
funcionarios. A su vez, socialmente existían comerciantes y artesanos, incluso
se podía caer bajo la esclavitud en situaciones de endeudamiento.
En China se desarrollaron
dos corrientes filosóficas de pensamiento, el taoísmo, impulsado por Lao Tsé
(siglo VI a.c.), centrado en la meditación y contemplación, y el confucionismo,
doctrina oficial del Estado en el siglo II a.c. y desarrollada por Confucio
(siglo VI a.c.) quien suma la idea de rectitud moral y estricta conducta
individual. En tanto que hacia el siglo I, el budismo comenzó a expandirse
desde la India.
Como ya señalamos, a la cultura China se le
adeuda el uso del papel, la pólvora y la brújula. A la vez tienen una gran técnica de trabajo de porcelana,
la creación de los primeros relojes, la carretilla, el ábaco, el cañon y el
papel moneda.
Desde la dinastía Qin, China
entró a una fase feudal de unos 2.000 años gobernada por sucesivamente por las
dinastías Han del Oeste, Han del Este, Tres Reinos (Wei, Shi, Wu), Jin del
Oeste, Jin del Este, las Dinastías del Sur y del Norte, Sui, Tang, Las Cinco
Dinastías, Song del Norte, Song del Sur, Yuan, Ming y Quing.
Hacia la mitad del siglo
XIX, China recibió el hostigamiento de Imperio Británico, que a través de la
guerra del opio la obligo a incorporarse al mercado mundial y comenzó la
decadencia dinástica hasta formación de República en 1911. Luego de haber
participado en la Segunda Guerra Mundial, los comunistas impulsaron una revolución
que se concretó en 1949, bajo el liderazgo de Mao Tse Tung, proclamando la
República Popular China, régimen que persiste hasta nuestros días.
Texto Ricardo Romero