lunes, 31 de agosto de 2015

Grecia Preclásica

En la antigüedad a los griegos se los conocía como helenos, un conjunto de pueblos que si bien no tuvieron un Estado y una nación común, compartieron vínculos culturales como la lengua y la escritura, que permiten hablar de una historia en común.

Es espacio geográfico permitió este vínculo, instalados sobre el extremo oriental del Mediterráneo, al sur de la península Balcánica. Rodeado por los mares Egeo, Jónico y Mediterráneo. Su ubicación permitió un fuerte vínculo comercial con diferentes civilizaciones talasocráticas, que como los fenicios y cretenses, desarrollaron su comercio, guerras, cultura e historia en torno al mar Mediterráneo. Compuesto por dos regiones, una continental y otra insular.

Podemos distinguir algunas etapas de la civilización:

Etapa Preclásica:

·               Primeras civilizaciones de Grecia (2055-1150 a.c.) cretense (2500-1450 a.c.) y micénica (1600-1150 a.c.)
·         Época “oscura” (1150-800 a.c.) Invasión Doria y disolución de los reinos micénicos. Decadencia cultural.
·         Época Arcaica (800 – 490 a.c.) Consolidación de la cultura griega.

Etapa Clásica:

·         Época Clásica (490-323) Esplendor de la cultura griega.

Etapa Posclásica:

·         Época Helenísticas (323-146 a.c.) Expansión de la cultura griega hacia oriente. Imperio de Alejandro Magno.




Dentro de las primeras civilizaciones helénicas se destaca la civilización cretense, ubicada en la isla de Creta. Formadas en principio por aldeas que fueron creciendo a lo largo del tiempo, convirtiéndose en ciudades que no estaban unidas políticamente y eran gobernadas desde palacios desde el centro de la ciudad, como Festos, Mallia, Hagia Triada y Cnossos. Su apogeo estuvo alrededor del 1450 a.c. hasta caer en manos de los aqueos y luego subsumido por un terremoto.

Hacia el segundo milenio a.c., pueblos indoeuropeos (aqueos, jonios, eolios) invadieron la parte continental de Grecia. Hacia 1600 a.c. comenzaron a desarrollar pequeños reinos independientes, como Tirinto, Tebas, Argos, Pylos, Ítaca, Gla, Esparta, Atenas y Micenas, el más poderoso, por eso se reconoce este período como civilización micénica. Desarrollaron una gran expansión comercial. Se desataca la invasión de la Ciudad de Troya, que se evoca en los poemas de la Illiada y la Odisea de Homero.




Los micénicos cayeron ante las invasiones de los dorios y sus ciudades fueron abandonadas. Este período se lo conoce como la Época Oscura, período en el cual se tienen poca información del período. Los dorios también se extendieron por Asia Menor, tras aprender a navegar. A este período se lo conoce como primera colonización griega.



Época Arcaica

Tras la invasión de los dorios, se comenzaron a conformar aldeas o poblados alrededor de las colinas. Se organizaban bajo un dios común en ciudades, que alrededor del siglo VIII a.c. los griegos comenzaron a llamarlas polis, dando comienzo a la época arcaica.

Cada polis se constituía como una Ciudad-Estado con su gobierno propio, leyes y organización burocrática y militar. Generalmente gobernada por nobles o aristócratas, con derechos de intervenir en el gobierno, siendo incluidos progresivamente los campesinos y artesanos. Sin embargo, mujeres, extranjeros y esclavos no tenían permitido la participación política.

Las polis estaban protegidas por murallas, configurando la acrópolis, que servía de protección ante los ataques. Tenían a su alrededor campos de cultivos y bosques. También se construían templos, residencias administrativas y el ágora, plazas públicas que servían de reunión para los ciudadanos, de espacio de intercambio comercial, que realizaban entre sí, y de fiestas religiosas.

Una crisis de sub producción afectará a los griegos durante los siglos VIII y VI a.c. provocándoles necesidad de buscar nuevas tierras cultivables. Así, comenzará una segunda colonización  con el asentamiento de colonias griegas en distintas costas de los mares Egeo, Negro y Mármara; el nordeste africano y las del Mediterráneo occidental (Nordeste de España, Sur de Francia, Córcega, Sicilia y el sur de Italia).

Así, la colonización griega tuvo una expansión del comercio, generando un lazo cultural y propició el ascenso social de comerciantes y artesanos que, al financiar la defensa de las ciudades, comenzaron a reclamar participación política.


Se inician así una serie de reformas. Una de ellas estuvo orientada a eliminar la esclavitud por deudas ante el empobrecimiento de pequeños artesanos que no podían cancelar sus compromisos. Se establecen normas escritas por legisladores, de los que se destacan Licurgo, Dracón y Solón de Atenas. Si bien a Dracón se lo conoce por establecer el sistema legal ateniense, sería Solón que se destacaría por establecer el fin de la esclavitud y ampliar la participación de los atenienses. No obstante, Atenas quedó gobernada por una serie de tiranos, quienes lograban apoyo popular a través de reducción de tributos y entrega de tierras. De los más conocidos podemos citar a Clístenes, de Sicione y Pisístrano, de Atenas.





Texto Ricardo Romero

miércoles, 19 de agosto de 2015

Imperio Persa

Los persas habían asentado al sur de la Meseta de Irán, conjuntamente con los medos que lo hicieron al norte, cerca del 1500 a.c. Hacia el 612, los neobabilonios lograron extender su dominio por el norte de la Mesopotamia, parte de Asia menor y la Meseta de Irán, que con apoyo de los medos lograrían centrar su imperio en Ecbatana, al norte de la meseta, y dominar a los persas del sur.

Estuvieron cerca de alcanzar las costas del Mar Egeo pero fueron detenidos por el reino de Lidia. Recién a mediados del siglo VI a.c., al mando de Ciro II “El Grande” los persas lograron la independencia del dominio medo y comenzaron una expansión, logrando alcanzar el reino de Lidia y las colonias griegas del Asia Menor.

La expansión persa siguió con el hijo de Ciro, Cambiases, que fue sucedido por Darío, un nombre que asumió el poder y organizó el Imperio, subdividiéndolo en provincias para el cobro de tributos y el mejor control territorial. En este período, la extensión desde el valle del Indo hasta Tracia y Macedonia. Al final de su mandato comenzaron las “guerras greco-pérsicas”, conocidas como “Guerras Médicas”, contra los griegos.


Organización política

Si bien el Emperador persa tenía el poder absoluto, contaba con una infinidad de funcionarios de los que destacaban los cancilleres quienes tenían a cargo el control de los sátrapas, quienes tenían a cargo la gobernación de una provincia o “satrapías”, y eran acompañados por un jefe de guarnición, que controlaba las tropas locales. Éstos eran controlados por espías enviados por el Emperador.
Para lograr el control territorial realizaron una fuerte construcción de una red de rutas y caminos que lograban la articulación de las satrapías con la capital del Imperio. La conexión más importante era el “Camino Real”. Además establecieron un sistema de monedas acuñadas que permitía el intercambio unificado, incluido el sistema de pesas y medidas.


Religión

El sol inspiraba un dios que los persas llamaban Mitra, que regulaba los fenómenos naturales, el fuego y la tierra. Durante los siglos VII a.c. al VI a.c., Zaratustra (o Zoroastro), predicó una religión monoteísta que fue impulsada por sus seguidores a través del Zend Avesta, el cual refería a un dios, Ahura Mazda, que propició el mazdeísmo, creencia que lo venera como un representante del Bien, la Verdad y la Justicia. Se caracterizaban por no tener rituales o templos para desarrollar la práctica. Creían en la inmortalizad del Alma, donde el mundo del bien era infinito y el mundo del mal tenía su fin.


Dominación Persa

La dominación Persa se caracterizaba por respetar las culturas de los pueblos pero imponían la administración y el cobro de tributos, generalmente en especies, que permitía el abastecimiento del funcionariado del Rey. Los persas tuvieron importantes palacios a las variadas capitales (Ectabana, Susa, Babilonia, Pasargada (construida por Ciro “el grande”) y Persépolis (levantada por Darío). La arquitectura destacaba por su muestra de fortaleza, decoradas con columnas con capiteles de toros o unicornios, y no utilizaban imágenes femeninas, solo hay grabadas figuras como reyes, soldados u otros.

El rey era protegido por una guardia especial llamada “Inmortales” compuesta invariablemente por 10.000 miembros y de familia noble, que vestían telas costosas teñidas con púrpura y azafrán. Tenían en sus escudos un halcón, signo de la familia real, y usaban debajo de sus túnicas una coraza tachonada de bronce.

Las tropas se organizaban decimalmente: decurias (diez) que sumadas diez formaban una centuria y a su vez, sumados diez formaban un regimiento de mil soldados. Su ejército integró a soldados de nacionalidades conquistadas y se contrataban mercenarios. Tenían la infantería como fuerza de choque, arqueros y caballería.


La caballería tuvo una evaluación, incorporando escudos de protección y dividiéndose en ligera, para acciones de desgasta con ataques y retiradas, y la pesada, que estaba acorazada y era compuesta por miembros de la nobleza. Tuvieron diferentes usos de armas, como flechas, dagas, mazas e, incluso, se incorporaron guadañas en las ruedas de los carros de guerra. Durante el siglo IV, los persas incorporaron elefantes en los enfrentamientos que tuvieron con Alejandro Magno. A su vez, sumaron naves y tripulaciones fenicias que le permitieron alcanzar ciudades del sur de Grecia y Egipto.





Texto: Ricardo Romero

jueves, 6 de agosto de 2015

Otra vez Mesopotamia. Asirios y Neobabilonia

Asirios

Aquí, se retoma nuevamente la historia de Mesopotamia, esta vez con la reunificación que realizan los Asirios hacia principios del milenio anterior a Cristo, cuando lograron conquistar la Mesopotamia.
Más allá que durante el reinado de Shamshiadad I entre 1813 a.c. al 1780 a.c. lograron establecer el primer imperio Asirio, esto fue derrotado por Hammurabi en 1760 a.c. y pasaron a formar parte del Imperio de Babilonia.

Durante varios siglos, los Asirios intentaron recuperar la región. Las primeras expansiones se desarrollaron durante los siglos XIV a.c. al XI a.c. Recién hacia el siglo IX a.c. lograrían sostener el territorio a partir de la consolidación de un poderío militar establecido por un ejército profesional al que se sumaban mercenarios y soldados reclutados en territorios conquistados.

A su vez, los Asirios montaron un mecanismo de cobro de tributos que fortalicía a un Rey, constituido en jefe máximo del Imperio. El expansionismo asirio se desarrollaba con una articulación del comercio, fortaleciendo su poder económico. Además, hacia el siglo VII a.c. lograron controlar toda la Mesopotamia y se extendieron por el corredor sirio-palestino, Egipto, el Asia menor y la meseta de Elam.



Poderío militar

Los Asirios fueron innovadores en la ingeniería de la guerra. Para su época habían incorporado armas de hierros que se mostraban indestructibles ante los materiales de otros ejércitos. Además organizaron fuerzas de choque, que consistía en una caballería formada por jinetes con arcos y lanzas montados sobre caballos protegidos por corazas. Se suma la infantería, dividida en pesada y ligera, donde la primera estaba compuesta con luchadores protegidos por una coraza compuesta por metales cocidos sobre una túnica y un casco con orejeras, en tanto que los arqueros constituían la segunda.

Incorporaron al combate los carros de guerra  que estaban tirados por caballos y podían llevar hasta tres ocupantes que se dividían la tarea de conducción, lanza y protección. También tenían instrumentos de destrucción como los arietes, troncos que servían para golpear y abrir puertas y muros, y torres de asalto, que permitían colocar lanzadores desde altura.

Los asirios actuaban bajo sorpresa, sin declaraciones de guerra, arrasando con ciudades y matanzas masivas, o terribles vejaciones sobre los sobrevivientes que en caso de no ser deportados a otros pueblos vencidos, donde perdían su identidad cultural, podían ser desde clavados en estacas hasta mutilados.


Hacia fines del siglo VII a.c. los neobabilonios se rebelaron y en el 612 con los medos (pueblo de origen indoeuropeo) lograron tomar Nínive y se repartieron los territorios.

Neobabilonia

Los babilonios tuvieron un primer esplendor durante el reinado de Hammurabi que tras su muerte comenzó a declinar y cayó hacia 1600 a.c.. Hacia el siglo VII a.c., la zona estaba dominada por el imperio Asirio, que cayó derrotado por el rey caldeo Nabopolasar, aliado con los medos, que inició una expansión continuada por su hijo Nabucodonosor que logró controlar la Mesopotamia y el corredor sirio-palestino.

Así surgió la “Nueva Babilonia” donde levantaron una lujosa ciudad. Asentada sobre el río Éufrates con una extensión de más de 16 kilómetros. Protegida por un doble muro, por donde podían desplazarse carros de combate. El exterior estaba rodeado de un foso con agua y tenían torres de vigilancia cada cincuenta metros. Tenía siete puertas de ingreso, de las que se desatacaba la Puerta de Ishtar (dios de la fertilidad).

Al interior estaba construido un ziggurat  con siete pisos que alcanzaba los 90 metros de altura, donde se realizaban observaciones astronómicas y era utilizado como santuario y sede de ceremonias sagradas. A esta construcción se la conoce como la Torre de Babel, donde se destacaban “Los jardines colgantes”, que consistían en terrazas adosadas un muro del palacio del rey que podían ser vistas sobre las murallas de la ciudad.

Tras la muerte de Nabucodonosor, el imperio se sumergió en una disputa por la sucesión generando la debilidad del imperio y propiciando la invasión de los Persas, que desde la Meseta de Irán irrumpirán para tomar Babilonia.




Texto: Ricardo Romero

martes, 4 de agosto de 2015

Hebreos

Hacia la tierra prometida

Los hebreos eran originarios de la península arábiga formado por un pueblo  semita de pastores nómades que migraron a la zona baja de la Mesopotamia, cercana a la ciudad de Ur. Como venían del otro lado del río Eufrates, su nombre deriva del término hebreo (“habiru”) que significa “gente del otro lado”.

Guiados por su patriarca Abraham este pueblo se trasladó desde Ur hasta Canaán (actual Israel, Palestina y parte del Líbano y Siria), hacia el siglo XVIII a.c., probablemente en búsqueda de alimentos y evitando el sojuzgamiento de los pueblos mesopotámicos, en lo que consideraban la “Tierra Prometida” por su único dios Yahvé (Jehová). Estaban organizados en tribus de pastores dirigidas por patriarcas, que según la tradición bíblica los primeros fueron Abraham, Isaac y Jacob, quien cambió su nombre por el de Israel, nominación con la que se designó a todo el pueblo.

Durante un tiempo formaron parte de los hicsos, quienes habían invado Egipto en el siglo XIV a.c. y les dieron protección, sin embargo, cuando fueron expulsados por los príncipes de Tebas, los hebreos fueron sometidos al “Cautiverio de Egipto, que finalizó cuando el patriarca Moisés los guió por el desierto de Sinaí nuevamente hacia Cannán en un Éxodo registrado en la Biblia, donde Moisés recibió las “Tablas de la Ley” con los “Diez Mandamientos”.

Una vez allí, los hebreos se constituyeron en doce tribus, dirigidas cada una por un juez, responsable de la administración, la defensa y la religión, quienes eran todos descendientes de Jacob y siguen la palabra del único Dios.



El Templo del Rey Salomón

Con fines defensivos, hacia fines del siglo XI a.c., los hebreos cambiaron su organización descentralizada por una centralizada constituida en una Monarquía. Durante el período no tuvieron grandes ataques, porque Egipto se encontraba en decadencia y Babilonia sufría invasiones de otros pueblos. Solo repelían ataques de los llamados “Pueblos del Norte y del Mar” formados por semitas sedentarios y filisteos.

El primer monarca de Israel se llamó Saúl, cuyo reinado se extendió por más de cuatro décadas. Su sucesor fue David quien conquistó la ciudad de Jerusalén, al norte de Canaán, y la convirtió en capital del reino. Con el reinado de Salomón (973 a.c. a 932 a.c.) se produce una expansión económica, facilitada por las relaciones mercantiles propiciadas por el rey Ahiram de Tiro, quien facilitó las flotas para el comercio y de arquitectos para la construcción del Gran Templo de Jerusalén.

Con la muerte de Salomón, el reino de Israel entró en una crisis profunda dividiéndose en diez tribus por un lado, manteniendo el nombre y resistiendo su independencia desde hasta el 722 a.c. cuando fueron derrotados y deportados por los asirios. En tanto que las dos restantes formaron el reino de Judá, con capital en Jerusalén, que subsistió desde el 921 a.c. hasta el 586 a.c. cuando cayó en manos del Imperio Neobabilónico encabezado por Nabucodonosor, quien destruyó el Gran Templo de Jerusalén e inició lo que se conoce como el “Cautiverio de Babilonia”.

Durante esta etapa, los israelitas difundieron la prédica de los profetas, que anunciaban la llegada de un Mesías, Hijo de Dios, que los liberaría. Recién en 538 a.c., con la derrota del Imperio Neobabilónico por los persas, pudieron regresar a sus tierras y reconstruir el Gran Templo de Jerusalén, bajo el reconocimiento como una provincia del Imperio Persa.



Religión

Se reconoce a los hebreros como los impulsores de la primera religión monoteísta del Cercano Oriente. Reconocían como único dios a Yahvé o Jehová, que le atribuían la creación del mundo y los seres humanos. Su libro sagrado es la Biblia, especialmente la Torá (Antiguo Testamento), que recorre alegóricamente la historia de la creación. Además, se incluyen normas religiosas y de conducta moral. Se relata allí que los hebreos son el pueblo elegido por Yahvé para revelarle verdades fundamentales de la religión, por eso le entregó a Moisé la Tabla de la Ley con los Diez Mandamientos.




Economía Hebrea

Cabe destacar que el uso de la tierra comenzó a utilizarse de manera comunal, hasta que en Palestina se desarrolló la propiedad privada. Se iniciaron en la agricultura e introdujeron el sistema de sabático, dejando descansar las tierras cada siete años. Además, cada cincuenta años celebraban el jubilar, donde se condonaban las deudas y los presos eran puestos en libertad. Además, se devolvía las tierras a quienes la habían perdido por deudas, como medida de evitar los latifundios.



Legado Hebreo


Si duda el pueblo hebreo deja una riqueza cultural especialmente desde su visión religiosa, especialmente en lo que refiere al monoteísmo, siendo precursores de los pueblos cristianos. Además, la conducta moral se centra en los individuos, no en la entrega con rituales de sacrificio, y condenaba la responsabilidad colectiva que castigaba al culpable a sus descendientes y a su familia. Por eso, la Biblia marcó la base del derecho durante Medioevo y fue fuente de inspiración del arte y la literatura durante el Renacimiento.

Desde el dominio Persa, comenzó un esparcimiento religioso del judaísmo, proceso conocido como diáspora que se intensificó con la caída del imperio por los helenos. Posteriormente, bajo el dominio Romano, los judíos comenzaron a ser hostigados provocando una rebelión en el año 70 d.c. que terminó con la destrucción del Templo de Jerusalén.

Durante siglos, los judíos estuvieron dispersos por el mundo vinculados por una relación religiosa y un vínculo histórico. Durante finales del siglo XIX surgió una corriente impulsada por Theodor Herzl, llamada sionismo que impulsaba el regreso del pueblo a la antigua tierra ubicada en Palestina, en ese tiempo en manos británicas.


Tras la tragedia de la Segunda Guerra Mundial, donde el nazismo provocó 6 millones de judíos muertos, legitimó la idea del regreso a esas tierras, constituyéndose el Estado de Israel en 1948 cediendo una parte de la ocupación británica de Palestina.


Texto: Ricardo Romero

lunes, 3 de agosto de 2015

Fenicios y Cartagineses

Fenicios

Entre el 1200 a.c. al 800 a.c. un pueblo se orientará a la conquista del mar mediterráneo. Su capacidad de construcción de barcos y sus técnicas de navegación, en especial la de ultramar, le permitieron tener hegemonía sobre el espacio marítimo que separa Europa de África.

Los fenicios se asentaron en ciudades-Estado en la costa del Mediterráneo oriental y los Montes del Líbano. Siendo las principales Biblos, Sidón, Tiro, Ugarit, Acco y Berytos. Desde allí, en busca de materias primas viajaron por el mediterráneo para pasar por el océano Atlántico y llegar hasta el sur de Gran Betraña.

Como las zonas no eran aptas para el cultivo, se lanzaron a impulsar el comercio para obtener sus productos y alimentos. Se les atribuye la construcción de los trirremes, que eran naves con remeros alineados en tres filas superpuestas que lograban un impulso, lo que les permitía hacer viajes de cabotaje, a lo largo de las costas, e incluso cruzar el mar para alcanzar las islas de Baleares y Cerdeña.

Generaron una red de intercambio entre distintos puntos, convirtiéndose en intermediarios de bienes, porque no solo vendían sus productos, de los que destacan: telas teñidas de púrpura, objetos de vidrio, joyas, cerámica, pecado salado y madera de cedro. Para simplificar sus registros comerciales sistematizaron los signos cuniformes hasta llegar a la formación del alfabeto.

A su vez, lograron articular puntos de interconexión, que les permitía asentarse y fundar ciudades a manera de colonias o factorías, que funcionaban de depósitos. De las colonias se destacará la ciudad de Cartago.




Cartagineses

Fundada por los fenicios de Tiro, se ubica en la costa del norte de África, en la zona de la actual Túnez. Su nombre significa “nueva ciudad” y se convirtió en el centro del poderío fenicio en el mediterráneo. Su mayor desarrollo se dio durante los siglos V a.c. a III a.c. En base a las colonias y factorías fenicias extendió su red a lo largo del Mediterráneo occidental.

Si bien estuvieron gobernados por reyes, posteriormente se constituyeron jefes llamados sufetes elegidos en Asamblea de la oligarquía y controlados por un Senado. Posteriormente, Cartago se convirtió en una República, con división de poderes pero bajo el control oligárquico.

Su posición estratégica le permitía tener una protección natural, al que se sumaba un sistema de triple muralla, lo que permitió que residan unas 200.000 personas. Poseía dos puertos, uno militar y otro comercial. El militar podía albergar más de 200 naves. En tanto que el comercial contaba con edificios para reuniones mercantiles y políticas.


 Tenían un tofet, que era un lugar sagrado, donde se encontraron 20.000 urnas funerarias de cerámica, señaladas como estelas dedicadas al dios Amón o a la diosa Tanit, junto con una inscripción molk que significa ofrenda. Según cuentan los registros, los fenicios realizaban sacrificios para los dioses, donde llama la atención la muerte de niños, incluso de los primogénitos de las clases altas.



Texto: Ricardo Romero

125 Años del Pelle